Rosalía atrapa en una ceremonia seductora
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Sin importar que el cielo se volviera grisáceo y soplara viento gélido con el paso de las horas, artistas como Rosalía, Pussy Riot, Little Jesus y Tessa conquistaron al público del festival Ceremonia GNP, en Toluca, con sus fusiones sonoras.
Pero, por encima de todo, fue la exaltación de la diversidad lo que definió el evento. Entre notas de hip hop, flamenco con toques trap, electrónica e indie cantado en español, portugués, inglés y hasta ruso, la multitud disfrutó en el Foro Pegaso.
Rosalía hizo enloquecer anoche a sus seguidores con la potencia de su voz y su contoneo en el show que llevó más gente al escenario principal, Vivir Es Increíble; los organizadores no proporcionaron cifras de asistencia.
Con cuatro bailarinas, la española derrochó sensualidad al compás de las palmas.
Arrancó con “Pienso en Tu Mirá”, que encendió a un público que gritaba “olé” y la imitaba.
“¡México, gracias por tanto cariño! Venimos de lejos, de muy lejos, pero estamos agradecidos de que vengan a compartir esto con nosotros”, saludó.
Durante “Barefoot in the Park” hizo que todos encendieran los celulares. Luego tomó de entre el público una chamarra de mezclilla con su rostro estampado, que de inmediato se puso.
Tras su éxito “Malamente”, se despidió jurando que nunca olvidaría el momento, que cerró con fuegos artificiales.
Juegos como las sillas voladoras y el martillo desataron el griterío de los jóvenes desde antes de que la música comenzara, en una fiesta donde todas las tendencias tenían cabida.
Entre la gente desfilaban algunas drag queens, mientras en el escenario principal, Pabllo Vittar, drag brasileña, provocaba a la gente con su baile.
Algunos fans con colores llamativos y hasta el arcoíris se entregaban al ritmo despreocupados.
También resaltó el verde por la presencia del movimiento proabortista Marea Verde, que repartió 4 mil pañuelos como símbolo de su lucha. Y formó parte del show de Pussy Riot, pues una comitiva subió al escenario con la banda.
Entre canciones como “Police State”, las rusas reclamaron por injusticias contra las mexicanas, en particular con discursos de casi cinco minutos sobre las tasas de violencia y feminicidios.
“Pudiste volarme, mutilarme, desaparecerme, clavar cientos de miles de cruces rosas, pero yo te doy mi palabra de que no habrá dictadura, ejército o fuerza capaz de amordazar este grito. ¡Porque vivas nos queremos, ni una menos!”, dijo una encapuchada.
También Tessa Ia reivindicó el poder femenino. Abrió el escenario Corona a las 15:30 horas con “Búfalo” mientras su madre, la actriz Nailea Norvind, aplaudía entre el público.
El frío contrastó con la energía que desplegó Little Jesus, que hizo brincar a los fans en su regreso al festival después de ser una de las bandas de la primera edición.
Al cierre de esta edición faltaban por tocar estelares como Massive Attack y Aphex Twin.
“Está muy bien, he venido cuatro años seguidos y creo que está mejor organizado que otras veces, incluso en el pago con pulseras, pero hay un problema con los baños porque ahora son menos. De ahí en fuera, lo único malo es el clima”, dijo Jorge Ibarra, 35 años.
“No había visto un festival que fuera tan incluyente, y creo que es práctico por ser pequeñito, pero justo por eso le falta variedad en ofertas. Por ejemplo, no hemos encontrado variedad en muchos tragos ni comida que nos llame la atención”, comentó Ximena Chavarría, 30 años.
“(Me laten) Algunas bandas, como Massive Attack, Rosalía y Little Jesus; la comida está muy decente, pero lo malo es que se acabó el agua embotellada y hay muy pocos stands, se siente vacío”, agregó
Issado Sánchez, 29 años.
Así aguantaron
Para aguantar la jornada musical, los asistentes tuvieron opciones que iban de los 100 a los 140 pesos mexicanos.
Los Refrescos y jugos costaban 50 pesos.
Dependiendo de la marca, la cerveza estaba entre 110 y 130 pesos.
Como opciones saludables había licuados, ensaladas y cócteles de frutas en 100 pesos.
Un burrito con papas valía 130 pesos.
Por 95 pesos se podían comprar dos tortas de cochinita o tres tacos.
Las hamburguesas valían 140 pesos.
El sándwich de pollo frito costó 100 pesos.
La orden de 6 tacos al pastor tuvo un predio de 120 pesos.
Un hot dof llegó a valer 145 pesos.
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