La conexión guatemalteca de la activista indígena que se encaró con Trudeau
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Toronto (Canadá) — Hannah Martin, la joven activista indígena canadiense que se encaró a un atónito Justin Trudeau para reprocharle que se identifique como feminista, reveló a Efe cómo sus vivencias en Guatemala la impulsaron a enfrentarse al primer ministro de Canadá.
El pasado 3 de abril, Hannah Martin, una estudiante universitaria de 22 años de edad y de origen mi’kmaq, un grupo indígena de la costa del Atlántico de Canadá, participaba en un acto en la Cámara Baja del Parlamento canadiense.
Ese día, 338 jóvenes del grupo “Daughters of the Vote”, una organización que fomenta la participación de jóvenes mujeres en el mundo político del país, ocuparon los 338 escaños de la Cámara Baja en los que diariamente se sientan los diputados.
El evento incluía la participación de los líderes de los principales grupos políticos del Parlamento canadiense, para pronunciar unas palabras a las jóvenes activistas.
Tras su discurso, Trudeau decidió contestar a las preguntas de algunas de las jóvenes activistas sentadas en los escaños. Martin levantó su brazo y, para su sorpresa, el primer ministro le concedió la palabra.
Martin no dudó un segundo en aprovechar la oportunidad para dejar claro, y de forma apasionada, a Trudeau su desaprobación por sus acciones, y sus omisiones, en lo referente a los indígenas canadienses pero también a las comunidades indígenas de Guatemala y otros países.
“He visto con mis propios ojos la destrucción y la violencia que las compañías mineras canadienses han infligido en nuestros hermanos y hermanas en lugares como Guatemala, especialmente Goldcorp y la mina Marlin en San Miguel”, continuó Martin.
La joven le dijo que estaba en el Parlamento “para condenar el comportamiento del Gobierno canadiense que sigue oprimiendo” al pueblo mi’kmaq y a sus “matriarcas que viven de acuerdo a las tradiciones”.
“Así que cuando le oigo decir que es un feminista para mi no puede ser un feminista si está desgarrando la tierra”, le reprochó entre aplausos.
“Es algo por lo que siento gran pasión”, confesó Martin durante una entrevista con Efe.
“Siento que tengo una fuerte responsabilidad de aprovechar cualquier oportunidad para defender a mis compañeros indígenas en Canadá u otros países”, añadió.
Preguntada porqué específicamente Guatemala, Martin explica que en 2015 viajó al país centroamericano con una delegación de Breaking the Silence, una organización que denuncia las actividades de empresas mineras canadienses en el extranjero.
“Viví tres meses en Rabinal y he regresado allí desde entonces. Visité Río Negro y otras comunidades y llevo su historia conmigo, una historia de genocidio, colonización y violencia que como indígenas canadienses compartimos”, explicó.
“Tengo una profunda relación y amistad con la gente de Rabinal y es un compromiso que espero que podré mantener durante el resto de mi vida”, dijo la joven, que ha puesto en marcha un programa de intercambio de estudiantes entre Rabinal y su comunidad, Tatamagouche.
Martin es especialmente crítica con la promesa que Trudeau realizó de nombrar a un “ombudsman” para investigar abusos ocasionados por las empresas canadienses que operan en el exterior.
Aunque el pasado 8 de abril, finalmente el Gobierno canadiense anunció la creación del puesto de Persona Defensora para la Actividad Comercial Responsable, no tiene la capacidad para investigar las acciones en el extranjero.
Martin preguntó directamente a Trudeau sobre esa promesa.
“No me sorprendió cuando no respondió directamente al contenido de mi pregunta. Pero estoy decepcionada con su respuesta porque como líder, tiene la responsabilidad no sólo de mantener sus promesas sino ser honesto y decir la verdad a la gente con la que se ha comprometido”, dijo.
“También tiene una responsabilidad con los indígenas de otros lugares del mundo, como en Guatemala o en otros países por su promesa de implementar un ombudsman para empresas. Tiene responsabilidades con la gente en Centroamérica”, continuó.
Martin explicó a Efe porqué considera que Trudeau no es un feminista a pesar de que él mismo se define así.
“Como mujer mi’kmaq, la Tierra es nuestra madre y está viva. Y si estás permitiendo que de forma no consensual las empresas extraigan sus recursos, eso es un asalto contra mujeres y absolutamente defiendo mi comentario. No puedes ser un feminista si extraes recursos de la madre Tierra sin consentimiento”, declaró.
“Apoyo que las comunidades de forma unánime consientan a este tipo de proyectos porque les va a permitir desarrollarse económicamente”, continuó.
“No puedes ser un feminista si extraes recursos de la madre Tierra sin consentimiento”, concluyó.